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Víctor Botas
Lentas naves anónimas
Con la tarde
se alejan
hacia lugares últimos
solemnes
lentas naves anónimas
que guardan
esa misma certeza
ineludible
de los astros
inmunes
y la muerte. La desnuda fragancia
del Ãntimo crepúsculo, en las tardes
dolientes del jardÃn (nunca lo olvides),
se debe, más que nada,
a que un hombre vulgar
puso, en su dÃa,
el necesario estiércol.