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Claudia Lars



La casa de vidrio



Puerta de cristal el día,
pared de cristal el aire,
techo de cristal el cielo...
¡Dios hizo mi casa grande!

Ventanas de maravilla
sobre escondidos lugares:
el sendero de las hadas
y el camino de los ángeles.

Cuelgan las enredaderas
sus cortinas de volantes;
la hierba fina es alfombra
de mariposas fugaces.

El agua clara del río
cuaja un puente de diamante;
hay libélulas de nácar
y pececillos de esmalte.

Risa y canto se persiguen
en giros de juego y baile.
¡Columpio del alborozo
entre los gajos fragantes!

Palabra limpia y sencilla
como la flor del lenguaje;
regazo de ternura
donde las lágrimas caen.

Trigo de la espiga nueva
para harinas celestiales;
amor que leche se vuelve
en el pecho de la madre.

¡Mi casa es casa bendita,
todo en ella vive y cabe,
y puedo mirar a Dios
a través de sus cristales!