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Raúl Zurita



El ascenso del PacĂ­fico



Se encumbró entonces el océano
y nuestras pupilas miraban el portento
sin todavĂ­a creerlo
Escuchamos de nuevo las rompientes, las
infinidades de islas
subiendo igual que estrellas sobre el cielo
Allí está el Pacífico hombre, allí, encima,
de nuestras cabezas
y no lo crees y tus ojos lloran
y no puedes entenderlo y tus ojos lloran
todos los que amamos son el mar

Todo lo que amamos es el mar
América es un mar con otro nombre