A mí no me juzguen, aunque si lo hacen me importa un pito. Yo tengo mi ética y la moral es como la religión: llena de dogmas y prohibiciones; herejías y blasfemias. Lo mismo que no soy religioso, paso de las moralinas. Porque si hay cosa que les fastidie a los impositores de normas, es que nadie se las secunde. Por eso, los dogmáticos necesitan del poder para imponer y el poder de los dogmáticos para controlar. Porque los fanáticos son mayoría y dan votos y los fanáticos se sienten apoyados en sus frustraciones por el poder. (Esto lo puedo desarrollar otro día, pero ahora no viene a cuento; es un avance.)
Mi vecina… digamos Gara, era una niña muy jovencita, hija de mi vecina, su madre, cuando éramos niños nos criamos juntos, aunque ella y su hermana eran de la edad de mi hermano y mi hermana mayores, así que nos conocíamos de vernos.
Soy de un pueblo pequeño y la juventud nos reuníamos en un lugar apartado del parque a nuestras cosas culturales: música, juegos, risas y el fumadero. Cuando yo llegué, después de estar unos cuantos años en la hostelería en la isla de Fuerteventura, Pues la juventud estaba organizada y no era yo quien hiciera distinciones. Me fui a pasar una temporada de descanso a mi casa familiar, digamos, de transición.
En esos meses, al principio me iba al parque a leer, a escribir y a meditar, pero los muchachos se me fueron acercando y al final ya me uní al grupo, gente de todas las edades, no tan niños, y además, muchos conocidos de mi infancia y adolescencia, digamos de un rango desde los dieciséis hasta los veinticuatro. Sin discriminaciones. Éramos un grupo de amigos y amigas.
Era muy simpática conmigo; me quería mucho. Traía los trabajos de los exámenes para que “la ayudara”. Una vez estuve dos días en casa para sacarle un proyecto de tecnología: El diseño de una alarma de incendios en un cine, sus circuitos eléctricos, salidas de emergencias… intenté hacerlo lo menos profesional posible, pero le pusieron sobresaliente. Otro día me vino con una redacción de tres cuerpos. Yo le dictaba y ella escribía: Una crítica al militarismo y las guerras; un mismo tema desde tres perceptivas: aire, mar y tierra. Cuando lo entregó en clase me contó que la profesora le dijo si lo había escrito ella (jajaja, como que los profesores son tontos). Claro, seño. Me lo puedes explicar? Y para qué se lo voy a explicar, seño, está ahí escrito, es que no lo entiende?. Yo sé que no lo escribiste tú, pero por el hecho de haberte esforzado en buscar una fuente para traer tan buen trabajo te mereces un notable.
Era medio día, ya la hora del almuerzo, y Gara llegó del instituto y se paró a ver a sus amigas hasta que me rugieron las tripas y le dije: Garita, vamos a casa a comer (o sea, ella en su casa y yo en la mía, pero éramos vecinas). Y saliendo por el parque alto, habían dos muchachos jovencitos sentados en la fuente y se estaban besando. La muchacha me dio un codazo y me dijo con cara de entre asco reproche: Jose, mira. La tomé de la mano, me fui hasta la pareja, cuando nos vieron venir (soy un tipo alto, en esa época bastante fornido y siempre mantengo mi seriedad masculina) un poco se asustaron. Puse una sonrisa en mis ojos y en mis labios, nos acercamos y les dije: se les ve enamorados, lindo sentimiento, qué bonito es el amor. Felicidades. Los muchachos me agradecieron, y nosotras seguimos nuestro camino. La pobre vecina venía en shock . No le expliqué nada, es una de esas lecciones que no necesitan comentario.
Una mañana, un par de meses después, vino a mi casa. Estuvimos hablando en el sofá, y de repente me suelta: tengo que contarte algo. Dime. Es que no sé cómo. Directo y con palabras. Tengo novia. Me levanto, muy contento, me voy a ella, le doy un abrazo y un beso sincero, de celebración, un enohorabuena y parabienes y me regreso a mi sitio. Se me queda mirando algo perpleja y repite: creo que no me oíste bien, te he dicho que tengo noviA. Yo te oí perfectamente a la primera, Garita, no me voy a volver a levantar para felicitarte. Luego me intentó justificar, y la hice callar porque es algo que no me gusta: que nadie me venga a contar del por qué de sus tendencias sexuales; como si a mí me importara.
Lo peor de la historia es que en el fin de milenio, en el año 2000, me invitó a ir a una disco. Yo bajé con gente a otra sala de fierstas y me escapé y fui a donde ella estaba. Y estaban. Ella, un chico jovencito (más joven que ella) homosexual, y su novia. POR DIOS!!!! Estaban las tres sobre una tarima, las fui a saludar, la novia, un pedazo de pivón rondando por encima los veinte, presentadora de televisión, con un vestidito muy corto y sexi, una mujer de fantasías, al verme se puso a contonearse haciéndome un baile exclusivo, una agachadillas de perreo… y yo pensaba: no, no, no, es la novia de tu amiga. Hasta que le pregunté: Garita; dónde está el baño?. Sin mediar palabra, su novia me cogió de la muñeca y tiró de mí y yo, claro, la seguí. Había cola para entrar pero como yo iba con apuros pues no le presté atención. Y en una especie de acequia larga, varios hombres haciendo sus necesidades voy, ella me mira, la tomo de la muñeca y viene conmigo. Y miraba para todos lados; tenía cara de estar en el paraíso.
A ver, un inciso, yo sólo había bebido, además, no mucho, porque aún era como la una y media de la madrugada del 2000. Pero ellas habían tomado éxtasis, se les notaba.
Antes de salir del baño, aprovechó de colarse conmigo y se fue al baño de chicas sin hacer cola. Cuando entró me pidió que no me fuera, y, por supuesto, entro contigo. Incluso las chicas que salían no tenían papel para secarse y me dijeron si yo tenía clinex. Mi respuesta: no cariño, pero te lo chupo y te lo dejo seco. Ufff, la otra miró para mí como para apuntarse a tal evento. Así que entramos, ella hizo, yo no la miré, por supuesto , y subimos. La subida fue un evento: eran escaleras y se puso delante de mi a menearse en cada peldaño con su faldita a la altura del nacimiento de las nalgas (es la novia de mi vecina Gara).
Volvimos arriba, ella se subió de nuevo a su tarima de gogó, yo vi pasar a un conocido y me fui a felicitarle el año nuevo. No tardé ni diez minutos. Pero al volver, ya no estaban. Algo muy extraño, una desaparición misteriosa digna de detectives.
Al par de días, vino Gara por mi casa. Me hizo un reproche algo enfadada: Jose, te llevaste a mi novia al baño… Perdón? Si yo sólo te pregunté dónde está el baño y tu novia casi me arranca el brazo. No quise ser cruel porque ella estaba ilusionada, pero me dieron ganas de decirle: tu novia está muy buena, pero es un putón.
No la volví a ver porque ella estaba mucho en la ciudad con esa chica y yo me fui de nuevo a mis aventuras por el mundo. Años después nos hemos visto varias veces y nos llevamos muy bien, tenemos muchos recuerdos y complicidades jutas y eso forma vínculo.
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Autor:
liocardo (
Offline)
- Publicado: 16 de septiembre de 2025 a las 20:06
- Comentario del autor sobre el poema: Esta niña, ahora rondará los 47, tomando por referencia mis 55. Y lo absurdo de toda esta historia es que ahora llegan unas retrasadas, con respecto de mí, que soy mucho más avanzado en edad y conozco mi generación, a salvarnos de la masculinidad tóxica y contarme que un hombre masculino es un agravio para los géneros fluidos. Váyanse a la mierda. Un constructo. Las mismas ideologías que tienen que adoctrinar desde el jardín de infancia para que nadie despierte sus instintos naturales. Es un crimen perpetrado desde las instituciones con la complicidad de activistas a sueldo y la connivencia de la parte de la sociedad que se cree las doctrinas porque están de moda. Y se hacen llamar progresistas ( qué ridículas).
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 2
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