Buenos Aires y el sueño de ayer

A veces siento que la brisa nocturna de Buenos Aires, tiene un sedante entre líneas, creo que ese es el motivo de que este sueño se apodere de mis huesos; la razón de que cada mañana, despierte bajo el canto de los pájaros y del organillero que falleció hace tantos años ya. Supongo que algún día dejaré esta casa, y supongo que algún día volveré, y ya no sé si encontraré a mi vieja esperándome con los mates y ese viso tibio, al que acostumbro escapar cuando perdido me siento. Inextricablemente, vago por este insondable panal de autómatas y sólo recibo los pensamientos del viento, y la piedad de los demonios que me miran allá en la esquina, tomando un café. ¿Dónde estará Buenos Aires? tal vez, deba ir hasta ese punto donde la urbe se mezcla con lo agro, y fecunda un árbol.. ¿Y si tan sólo eso es lo que necesitamos? tal vez, pueda inmiscuir mi sonrisa bohemia entre los cordones de San Telmo, ahogarme en los fangos y exclamar mi rescate a alguna entidad carroñera. Yo sé que en la elevación, tiraré de mi hilo de plata, para volver una vez más a la ciudad, volverme a quejar, y soñar esos sueños de ayer, donde Buenos Aires lucía estático en algún tango antiguo, con aroma a hombre viejo. Tal vez, pueda tirar de los pelos a ese estigma rosado, y descubrir un nuevo arrabal donde entregar mi piel.