A un minuto del cuerpo

Joaquín Adduci

Y un día,
en vísperas de tu luz,
la maraña de mi mente
se convirtió en un 
alejado graznido que
atenuaba cada agonizante
fragmento de mi corazón.

Como un idiota,
intenté robar el 
saco del cielo...
Quería sentirme en ti,
ser tu azul. 
Te creí distante,
lejos tal vez...
Pero esas madrugadas
de soliloquios incesantes
y música estentórea,
simplemente me 
devolvían a la realidad.

Estabas enclaustrada
en mis cuerdas, en mi voz.
En cada gesto, en cada grito,
en cada risa nerviosa
que vomitabas. 

Esa realidad nacara,
que yo muchas veces
percibí nívea. 
Me ovillaba cuando me
animaba a anexarme con
tu ángel, e incluso,
pataleaba dormido, casi
como un sol celeste que
aclamaba un poco de paz.

Y simplemente,
así apareciste
y desapareciste.
Como el vaho que
despliega un alma
al liberarse del cuerpo.

Simplemente 
fuiste un momento
que intenté eternizar,
olvidándome que la
eternidad te hizo
final en mi carne. 

Soñé tanto 
con ser parte de la
supernova que tu 
claustro vital prometía,
que cuando ocurrió,
ni nos dimos cuenta. 

Y tal vez.. 
tu cintura no haya sido
una balsa a un nuevo
universo..
De hecho, tal vez tu
existencia ni siquiera
haya sido esa hierofanía
en la que tanto creí.

Pero aún así,
con el aura de un jilguero
en mis manos y el bramido de
un dragón, puedo volcarme 
una vez más en esos tragos
absurdos que simplemente,
anegan tu ser.

Me has crispado, postrado.
Me has hecho sentir inmortal.
Has sido cada peldaño áureo
de ese camino triste y blanco.

Pero también has sabido
hacerme saber un moroso,
displicente y fatuo extraño.

Y aún así, en este profundo
légamo verde, sé que al final
volveré a ser amarillo. Mas 
no carroña, simplemente gente.

Tu rumoroso camino 
concluye en una utopía que
dibujé una vez el lunes,
y mil veces el martes. 

Cuando te creí calle,
simplemente encontré los
lápices con los que te
coloreaba e inútilmente,
volví a posarte junto a mi,
junto a nosotros. 

Y un día.. 
tu amor ferruginoso
abrió la espalda y
desplegó un mapa,
que comenzaba en mi piel
y terminaba en mi alma...

Mi alma.. altiva y pluvial.
Soledad y jovial.
Dulce e insurrecta.
Remota y cercana.
Eterna...

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  • Autor: Joaquín Adduci (Offline Offline)
  • Publicado: 27 de noviembre de 2021 a las 00:39
  • Categoría: Sin clasificar
  • Lecturas: 58
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