Enredao está tu pelo negro con mis olivos,
encandilao los tienes con lo que guardan
tus negras pestañas negras.
En las praderas verdes de mis sentidos,
te miro cada mañana entre las amapolas;
y cuando buscando sosiego en mi corazón,
bajo a la caleta…, y, ahí te encuentro,
entre las olas que me dicen te quiero
salpicando mi cara con tu espuma nacarada,
inundando con tus aguas mis labios abiertos.
Ahora: -El amor es sal. Es el poder de dar-
Recostado en las arenas que me abrazan
siento el fragor de tu cuerpo que me habla:
Cierra los ojos, soy el beso que sueñas,
es tu boca la puerta de mis entrañas.
Soy el rumor que no cesa, apasionado besar
al compás de las pausas que das al respirar,
eres el contenido, la sal de las olas del mar.
La vida ha vuelto, soy la sombra de la suya
Ámame hasta que no quede una gota dentro de ti
penetra cada poro de mi piel, unida siempre a mí,
colgada en mis pensamientos, vivamos lo que soñemos:
-cuando despiertes, me encontrarás debajo de tu piel
recorriendo tu cuerpo como sangre que te pertenece-
Y así, roja de terciopelo pasión, en cada latido que des
serás los impulsos que vayan y vuelvan en todo mi ser.
Ahora: -Con el amor dentro, recobrada la vida...,
Y se hacen a la mar con las alas desplegadas
como nubes altas, tanto, que nadie percibe
que existen; viajan solas, sin prisas, sin pausas,
sabiendo, que, a donde vayan, será un lugar
reseco por las ausencias de sus aguas.
Ansioso por alimentar sus trigales verdes
llegan, bajan, se extiende cual torrente
de palabras y cuando sus perlas son derramadas,
se hacen bruma, cortina de seda a ras de tierra
calentada por el sol de las miradas apasionadas.
Ella lo sabe…, Ellas es la madre amantísima,
es la tierra, las amapolas, olivares que sueñan.
Es la luz envolvente que me dice: Ven, toma…,
Y luego, como amor que fecunda, me reinventas.
Enredao está tu pelo negro con mis salinas,
encandiladas las tienes con tus trenzas,
con tus negras pestañas negras.
En las praderas azules de mi bahía,
te apareces cada mañana entre las olas,
y cuando buscando sosiego entre ellas,
bajo a nuestra Caleta…, ahí estás, sola,
entre esas olas que me dicen: toma mi sal
saca la barquilla y vayámonos a navegar,
vamos de tus praderas azules de nácar
a mis olivares verdes con reflejos de plata.
Se hicieron a la mar, detrás, la soledad,
delante, un horizonte de luz azul los guiaba
y, un sueño tanto soñado en la Caleta,
uno de caracolas y olivares, se hizo realidad.
Miles de besos como gaviotas precursoras
surcaron los cielos entre las nubes blancas
y estrellas que encandiladas los miraban.
Se hizo de día, un sol tímido de despertar
dejó asomar sus cabellos dorados de seda,
y, entre las ramas verdes cuajadas de vida
de los olivares que soñaban con la Caleta,
se oyeron ecos de campanas que repicaban,
era el palpitar de un corazón que los amaba,
eran latidos salados, la voz lejana y cercana,
la brisa inconfundible de su Tacita de Plata.
Un beso prolongado como signo de la vida
sellaron un pasado y un nuevo amanecer
vestido con encajes de una luna plateada
se abrió camino entre las ramas preñadas,
mientras cabellos dorados se dejaban ver.
Comentarios2
Bello verso.
Saludos,
Gracias!!, muchas gracias por tu amistad y tus palabras. Amo tu bella tierra, a su gente generosa y viajera..., Galicia, que no conoces fronteras, melancólica y soñadora, de sonrisa abierta como manos que ofrecen, abnegada y altruista. Faro en la niebla y luz que brilla, así estás en mi corazón que te añora, en mis recuerdos de ti que nunca se borran.
Un fuerte abrazo, Amigo!!
Ámame hasta que no quede una gota dentro de ti
penetra cada poro de mi piel, unida siempre a mí,
colgada en mis pensamientos, vivamos lo que soñemos:
-cuando despiertes, me encontrarás debajo de tu piel
recorriendo tu cuerpo como sangre que te pertenece-
Y así, roja de terciopelo pasión, en cada latido que des
serás los impulsos que vayan y vuelvan en todo mi ser.
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Es una delicia disfrutar de las delicias de tus bellos versos en tu decir y sentir poético.
Un abrazo con saludos
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