LOS LASTRES DEL «PARADIGMA CLERICAL UNIVERSITARIO»

DEMÓDOCO

 

[Narraciones de Claustro Universitario y Extramuros Académicos]

 

Por Alberto JIMÉNEZ URE

 

Luego que José Mendoza Angulo fuese elegido Rector de la Universidad de Los Andes [1980], nombró Secretario Ejecutivo a un destacado arquitecto llamado Juan [in] Astorga. Pronto le hicieron una entrevista en la cual expresó «que nuestra institución debería retornar a costumbres clericales»

No imagina el amigo cuánto reflexioné en redor a su frase. Mendoza Angulo pasó de adherente de la «Izquierda Académica» a socialdemócrata, lo cual fue un cambio positivo para él y nuestra casa de estudios superiores presa del vandalismo estudiantil. Empero, durante su gobierno universitario, los prejuicios e intrigas corrosivas se mantuvieron inmutables.

El Año 1982 publiqué dos libros de cuentos, Suicidios e Inmaculado. Uno bajo el Sello Editorial de la «Dirección de Cultura» de la ULA,  a cargo del admirado Alberto Arvelo Ramos [Director durante la gestión rectoral de Mendoza Angulo] El otro con «Monte Ávila», en Caracas, presidida por el notable escritor Juan Liscano. A partir del momento cuando ciertas profesoras y docentes de la Escuela de Letras comenzaron analizar mi obra, yo no cesaba recibir comentarios sobre otros que impedían –con impudicia- que los jóvenes eligiesen estudiar mis libros.

Ese «veto» en perjuicio de mis quehaceres intelectuales es la fuerza centrípeta de lastres paradigmáticos clericales-universitarios. Supe de alumnos como Gabriel Mantilla Chaparro -años después convertido en docente- que fomentaban la quema de mis textos. También de Víctor Bravo y Alberto Rodríguez Carucci, ambos extraordinarios ensayistas-catedráticos, que prohibían a inscritos en pre-grado y también en la «Maestría de Literatura» elegir mis narraciones para estudiarlas y redactar monografías.

El caso de Mantilla Chaparro fue patético porque, casi una década más tarde, me pidió disculpas a través de un artículo publicado en la prensa regional. No tengo nada que perdonar a ninguna criatura, porque igual he lastimado sentimientos a distintos seres durante mi existencia. En cuanto a Bravo, con el cual todavía mantengo trato muy afable, siempre me negó haber actuado como verdugo de mi creación literaria. Como fuere, en mi psique irrumpía aquella frase de Juanín según la cual «nuestra institución debería retornar a costumbres clericales» [Actualmente, él adhiere al Socialismo del Siglo XXI]

En el curso de los años 1987-1993, publiqué la primera y segunda edición de mi más censurada novela: Aberraciones. El «veto» proseguía, pero burlado por María del Amparo Pastor y Cos, Martha Estrada, Edgar Alfonso Arriaga, Jesús Serra Pérez y Enrique Plata Ramírez: quienes solían invitarme departir con sus alumnos respecto a mis ficciones.

El veto, secretismo, ocultamiento, segregación, exclusión, discriminación, persecución y expatriación sustancian el Paradigma Clerical Universitario inculcado por siglos. Irrumpe en todos los confines del planeta donde haya personas tribalmente organizadas. Lo experimentamos, rendimos ante él, combatimos, fomentamos […] Todavía no somos humanos.

  

 

 

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  • Autor: DEMÓDOCO (Offline Offline)
  • Publicado: 29 de agosto de 2018 a las 10:00
  • Categoría: Cuento
  • Lecturas: 51
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Comentarios1

  • Luis E. Calderon Romero

    Que diferencia de lo que sucede en nuestros paises con pensamientos como el de Voltaire, quién más o menos decía: No estoy de acuerdo con tus principios, pero me hago matar para que se respete tu libertad de expresión.-Escritor, siga con sus ideas.-El futuro hablará. aunque como dijo Julio Florez, poeta colombiano: Todo nos llega tarde, hasta la muerte.



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