La valentía de quien no teme a los demonios
porque nunca ha visto uno.
Así era la tuya.
Pero cuando se nos mezclaron los latidos
y no supimos diferenciar entre tu corazón y el mío,
apagaste la luz para esconderte.
Pero temblabas y yo,
que solo sé ver en la oscuridad,
te abrí como a mi herida
y me desnudaste como a tu voz.
Descubierta,
como la vía láctea en verano,
me invitaste a comenzar la historia
por el final,
a rompernos los miedos
contra la pared,
el sillón
y los prejuicios.
- Autor: Caramelo de Ricina (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 9 de noviembre de 2017 a las 09:34
- Categoría: Amor
- Lecturas: 92
- Usuarios favoritos de este poema: B. Wayne, El Silente Vagabundo.
Comentarios1
Fascinante
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