Sucumbes en profundo y vil vacío,
por miedo callas, niegas pues tu cepa,
lo evitas todo y aunque igual lo sepa
escondes tus dolencias sin razón.
Tú ves al mundo como un desacierto,
al césped menosprecias en el suelo,
del infortunio crees ser señuelo
y en protección guardas tu corazón.
No hay dios ni un atrio donde desahogues
la culpa que hizo tremolar el manto,
al dar tu testimonio frente a un santo
por un error pasado que venció.
¡Amor no vives! suelta ya tus penas
deja que la gaviota al mar se vuelva
que tu pecado atroz al fin se absuelva
y olvides el respiro que dolío.
*******
Hada Marilyn
Comentarios2
Si hay arrepentimiento sincero hay perdón. Bellísimo poema, cadente y melancólico. Grato pasar por tus letras. Saludos Hada.
Muchas gracias Paolo por tus palabras.
Saludos compañero.
Excelente desarrollo poético poetisa, dignas octavas italianas, el tema una total herejía en su estado natural y real...
No tenemos dios ni atrio, a dónde iremos, a quién adoraremos, la respuesta la tienen tus versos
Saludos amiga
Muchas gracias David.
Abrazos.
Muchas gracias David.
Abrazos.
Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.