Tinguinaki

¿Cuando reconozco que he madurado?

Cuando ya no espero nada de mi

 

pareja, cuando de tanto

 

defraudarme ya no le busco, ya no

 

voy detrás de él y pienso

 

detenidamente que no vale mi

 

desgaste emocional por quien no

 

sabe apreciarme.
 

 

Me siento madura cuando veo que

 

ya puedo caminar sin muletas,

 

que soy capaz de enfrentar la vida

 

sin miedos porque los he podido

 

superar. Ya no le temo a la vida.

 

Es y será como yo quiero que sea.
 

 

Maduro cuando a pesar del dolor

 

que me ha causado la muerte de

 

lo más querido, me vuelvo a

 

levantar y ya no lloro, sino que su

 

recuerdo es comparado a un

 

campo de rosas de paz y

 

tranquilidad, cuando su recuerdo

 

me produce sensación de

 

bienestar, porque aunque se que

 

ya nunca más le vuelva a ver, lo

 

tuve en mi vida y lo amé tamo que

 

ese amor durará hasta el último

 

día de mi vida. Acepto su partida y

 

me resigno que la vida es así...

 

nadie lo puede cambiar.

 

Cuando voy de compras y ya no

 

gasto en nada que no sea lo que

 

realmente me gusta, mejor una

 

buena prenda que 10 que dejaré

 

tiradas en mi armario durmiendo

 

por años quizás. Cuando le tomo

 

el valor al dinero, cuando ya no

 

derrocho ni despilfarro sé que voy

 

creciendo como persona.
 

 

Maduro cuando veo las injusticias,

 

los malos tratos, cuando las

 

mujeres sufren por alguien que no

 

vale la pena y quiero correr y decir

 

que basta que todo eso pasará,

 

que mañana será otro día en el

 

que podrá volver una nueva luz en

 

su camino. Me hacen madurar, y

 

mucho, el sufrimiento ajeno

 

porque me doy cuenta que vivo en

 

una sociedad y debo integrarme.
 

 

Cuando en mi trabajo ya me

 

pongo en mi nivel y le puedo decir

 

a mi jefa/e que es un abusivo

 

conmigo, que me trata mal, que

 

no es justo que me haga la vida

 

imposible; aun con miedo de

 

perder mi trabajo, pero lo digo con

 

mucha delicadeza porque sé que

 

estoy en una situación delicada y

 

ella vive buscando donde no hay.

 

Ya no le temo a nada.

 

(Generalmente son las propias

 

mujeres jefas las que nos hacen

 

la vida imposible)
 

 

Maduro en cada golpe que la vida

 

me da. Maduro si pese a los

 

golpes que recibo, no permito que

 

ello me haga una persona dura y

 

fría, y me convierte en una

 

persona que da amor, que va

 

ayudando a quien lo necesita,

 

dando palabras de aliento a quien

 

se me acerca. No me quedo

 

pegada en ese dolor, salgo

 

adelante y crezco como persona.
 

 

He madurado cuando he

 

aprendido a no sentirme obligada

 

a ir con mis amigos cuando me

 

invitan a salir, sin temor a que se

 

molesten por ello o a lo que

 

piensen de mí.
 

 

Cuando digo NO al que me deja y

 

me toma cuando quiere,

 

haciéndome daño. Ya no acepto

 

cosas de segunda mano, ni

 

pedacitos de felicidad. No

 

merezco eso, y mientras más vivo

 

más exigente soy respecto a mis

 

relaciones. Aun con el corazón

 

destrozado digo NO, porque no

 

quiero esa vida para mí, he

 

crecido en mi autoestima.

 

Habré madurado cuando me

 

levante y sonría mirando la vida

 

con optimismo a pesar de haber

 

llorado toda la noche. Porque

 

envejecer es una obligación y

 

madurar es opcional. Me decido

 

por madurar para poder mirar a mi

 

alrededor y descubrir qué es lo

 

que más me hace feliz. Hoy sólo

 

busco vivir en completa paz y

 

felicidad, para dar a los que me

 

rodean el mismo nivel de afecto.
 

 

La madurez es una bella etapa, es

 

cuando más segura te sientes de

 

lo que haces y no necesitas

 

explicarlo, la gente con sólo

 

mirarte ya lo sabe, y sin saber

 

cómo, les inspiras confianza.

 

Siempre habrá personas que se

 

acerquen a ti. Eres como un vaso

 

de agua en pleno desierto.

 

Muchas personas necesitan de

 

ti... ¡Que grande y maravillosa

 

eres!

 

 
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