Caballero de la blanca Luna

Vino un día de humo

Vino un día de humo

de nubes de espuma

a perderme.

 

Yo no sabía ni dónde estaba 

recuerdo sorbos y tragos 

de un frágil mar de ajenjo.

 

Yo andaba en la luna cortada

en mi vacío lleno de espinas crujiendo

y un susurro anunció la lluvia.

 

Me dijiste muchas cosas

que venías de otras costas

que tus brazos de arena blanca

aún de noche guardaban el calor de playa.  

 

Yo no te creí

y cayó el carro de la tarde

y las olas negras llenaron el cielo.

 

Dijiste que esperara un poco

y yo así lo hice

mientras caminábamos

sobre alfombras cristalinas.

 

Luego vino la tormenta, la tromba

el grito de los rayos

el movimiento entre dos aguas.

 

Tal vez no fue cierto

pero en aquella playa salada

hay un camino de conchas

que son tu risa.