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OTRO DESAMOR

Supe apreciarte a pesar del poco tiempo,

a leer en tu mirada que querías leer la mía.

 

Sobraban todas las palabras en la cama,

y no sé si te pasaba lo mismo,

pero disfruté de tus silencios.

 

Ahora todo queda

y no solo todo queda,

sino que encima nada queda.

 

No queda más que un pellizco

que le diste anoche al alma,

cuando se me salía el cuello de tanto buscarte.

 

No es fácil que me sobren todos.

 

No es fácil sobrellevar este sentimiento

que has reinventado en mí

y que aún perdura convertido en ascuas.

 

No te juzgué porque me pusieras

una canción de él, aun en el lecho,

aunque no niego que fue muy raro.

 

Entiendo que fue grande lo que tuviste,

y que necesitabas nuevos aires,

por eso se cruzaron nuestras vidas,

pero pensé que apostabas de verdad,

que tú, por fin, no me harías daño.

 

Pero no fue así.

 

No culpo más que a mi empatía

de todo esto y no quiero más dolor.

 

No quiero pensar que todo lo que creo

se convierte en la mierda más inmunda,

pero así me has hecho sentir.

 

Y no evito mirar tu foto

y pensar que no te gustaron mis últimos besos,

que me sentí usado

para remendar tu corazón,

pero no supe ver que para ello

habías de romper el mío.

 

 

No te bastó con romperlo,

fue tirado a la basura sin piedad,

cuando aun me quedaba la minima esperanza

de que vinieras a buscarme

y que me llevaras,

pero a cambio me dijiste que te encontrabas

muy bien con él

y que era complicado.

 

Entonces el techo se cayó al suelo,

sobre mis pies, que aun bailaban

una agria despedida.

 

Y mis ojos vidriosos

que se negaban a dejar de mirarte

en la distancia.

 

Y mi ego más abajo del suelo

entorpecía mis pasos, que marchaban

solos a casa, mientras

me crujía el pecho.

 

Cuando los amores se despiden

no hay beso de despedida.