petrovsky

El Fingido Desmayo

Bajo el sauce llorón que al borde había

de un regazo de linfa transparente,

te vi una tarde de calor ardiente

suspirar con liviana picardía.

 

Te quitaste la ropa muy tranquila,

segura de que nadie te acechaba,

aunque entre las floresta se agrandaba

 buscando tus encantos mi pupila.

 

Lo primero que ví, fueron tus senos,

menudos, blancos, de misterios llenos,

como las flores del jardín de mayo.

 

Después tu vientre de color de rosa

y al ver de venus la rizada rosa,

lancé un grito... y a ti te dio un desmayo.

 

Angel G. Lugea