Jefferson Gustave

Recuerdo taciturno

Aquel noche pasaste en mi camino;
tu nombre, me enciende, profundo recuerdo
que en tus grandes ojos vi mi distino,
en esos ojos brillosos donde me pierdo.

 

Hoy, leyendo estos versos nocturnos para ti
con un trago amargo, elixir de bohemia,
me quedo más triste desde que lo escribí.
Mi alma jura ser tuyo y tú ser mía;

 

y heme aquí solitario, caviloso, meditabundo
embriagado por tu pasión, perdido estaré
en la noche taciturna y sin miedo alguno
al suelo de mi cueva me tenderé;

 

dolor y pena, el alma así llorosa.
Unido a ti con unas plácidas cadenas,
ahí en la dulce espera, la esperanza reposa.
¡Qué ya presiente el fin de nuestras penas!