Genaro A. Cancino

Del Suicidio: Canto III

 

Del acompañante taciturno

y su fervoroso culto

 

Más si curar quieres tu corazón

del amor y sus resentimientos,

entonces muere, querida, muere

Thomas Lovell Beddoes

 

 

Tú, que me acompañas

a través de las puertas del olvido.

Perdona la inocencia de mi mano,

perdona la inocencia del espino

que no supo atravesar

los caudales donde desboca el río

que otros llaman: “Vida”