RICARDO ALVAREZ

TAN COTIDIANA - de v.p. VERONICA

Eres tan cotidiana como el pan sobre la mesa

y de habito tan inesperado

como la vida haciendo regalos,

a través de tus besos de sorpresa

Eres para mí la belleza tatuada por la brisa, y

un corazón tan inmenso grabado en la corteza de un ombú

Tu corazón de entraña es de sangre

pero tu alma es celeste

Tan celeste como la elegante cisne de cuello negro.

Me enamora tu rojo picante cuando besas y

la sal blanca corriendo en tu espalda sudada.

Tu olor de axila en la mañana

abre como el jazmín otoñal y

la jacaranda de aroma.

¡ En ti lo cotidiano y  todo lo rústico parece vajilla de plata ¡

Y tu sonrisa de piano de cola,

con la afinada nota del pastor acústico

sonando por tus dedos de metal bronceado,

vibran en mi oído de deleite,

cuando cantas amaneciendo o al acostarte y

parece que los gallos anunciantes

plagiaran tu melodía como un himno a la alegría.

 

Tus dedos son tan importantes para mí que cada alba,

distraigo al sol para que no los tiña.

Le hago frente a la ceremonia de la lluvia agresiva en diluvio

para que tu única humedad

parta de mis labios y

de mi boca con perfil de flecha mojada,

perdida entre tus labios de Reina de los arqueros.

El sino la hará saeta exacta como disparo de Ulises

espantando los enamorados de Penélope.

 

Eres tan cotidiana

como el piso que se desliza bajo tus pies

y tan sorpresiva como una tigresa fiel en celo,

cuidándome a diario -como si fuese cría recién parida-.

 

De las plantas de tu vientre de otoño emerjo.

Tan rociado, límpido y fecundo

como la patria misma

de los caballos blancos reunidos

en tu comarca de princesa entre las rosas reinas.