Alexander Vortice

LICORES ESPONTÁNEOS

Los zapatos se desgastaron en Berlín

y los párpados se sintieron débiles al saber

que hay caminos bajo el asfalto,

vías diseñadas por las manos toscas

de los elfos sin prestigio humano.

 

No descuelgues el teléfono

cuando veas mis fotos

recorriendo las callejuelas de Dublín;

no me beses si el amor se va,

o ya se fue, al fin…

 

Calcina mi ambiente rebuscado

y consérvate firme cuando la milicia

desgarre mi verso inconcluso.

 

Visita el lugar de donde huyes,

atúrdeme con tus malestares

de mujer incapaz de considerar

las ciudades en las que jamás he estado,

urbes con sabor a sombrero escéptico

y licores espontáneos.