Andrés Mª

VIERNES TRECE

Fue de noche, viernes trece.

Fue de noche, noche eterna.

Se me encendieron mil vidas,

colgadas de las estrellas,

que conformaron mi cielo

de esperanza y luna llena.

Mis manos te acariciaron,

buscando su alma gemela.

Y mis labios descubrieron

la miel de tu vida entera,

que me ofreciste en los tuyos,

como clara recompensa

a tantos años callados

de búsquedas y de esperas.

Tú te rompiste en mis brazos,

sin canciones y sin letras.

Y mis poemas se ahogaron,

como náufragos poetas,

en un mar de sensaciones,

de vibraciones inquietas,

entre dolor y esperanza…,

en despedida sincera.

Te me fuiste ¡luna mía!

Te me fuiste tú con ella…

Ahora sueño esperanzado,

entre dolor y tinieblas,

a que lleguen otras vidas

de florida primavera,

donde mi árbol desnudo,

por siempre, junto a ti crezca.