emmanuel sèbrol

MAÑANA

que canten las aves en los risos de los árboles su humilde canción

y que del cielo caiga el arrullador canto de los aguaceros de mayo.

que tu piel tostada se convierta en calurosa noche

y tu voz en golpe de mar enardecido, enojado.

 

que tus manos nunca me suelten como la gravedad al mundo

y tu aliento perfume las tardes-noches en mis oídos.

que de ti emane un caudaloso río y de mí la furia de volcanes,

 que perderé el sueño entre tus brazos y despertaré sin cansancio

mañana que te haré mía.