Alexander Vortice

EL RUIDO DE LA NOCHE

Cámbiame el rostro a base de morriñas.

Soy el que seré; no temas, sé que todos cambian,

yo no lo he haré por motivos de piedad.

 

Los espejos se dirigen hacia el infierno de lo correcto,

la noche devora el abeto de la última Navidad,

los resucitados se enamoran del aullido indefinido

y los hechizos son métodos impares para atraer

el amor que le da sentido al sin sentido de la vida.

 

El ruido de la noche mastica mi respiración.

A un lado mi rotura de huesos, en el otro extremo,

los violines de la diosa Fortuna nos otorgan sinfonías

de paz, fuerza, madreselvas, ternura y nostalgia.