Leom Kolmnela

MORIRSE POR AMAR


 

Salió mi barco lleno de amores pasados,

Y el puerto que dejó, se quedó en el vacío.

Remando por el mar herido y cansado,

por un amor que parece que una vez fue mío.

 

El tiempo ignora  a mi pequeño barco,

el viento le esta en contra y lo hace sufrir.

Lo cansa con su peso el amor sobre pesado,

tampoco el mar salvaje,  no es con él gentil.

 

Pero sigue mi barco arrebatando el miedo,

guiando su ruta con precisa exactitud.

Luchando con las olas hasta lo extremo,

para mantener viva a su vieja actitud.

 

Para parar mi barco no existe la manera,

no hay nada en el mundo que lo haga volver.

Es su plan de vida ver una playa soltera,

que la soñó un día en un amanecer.

 

Para llegar a un muelle, el sigue su aspecto,

donde un tiempo antes dejo un adiós.

Cuando su sueño era tener un marinero,

que fuera por él, el amor, que fuera por él, el Dios.

 

 

Cualquiera puede ver como va este barco,

en medio de la tormenta que hay en alta mar.

Guiado por un amor que lo lleva navegando,

por un amor ajeno, que nunca pudo amar.

 

Solo por un adiós que pareció tontería,

un solo adiós y nada más, no fue.

Si alguien lo escucha le parecerá mentira,

pero se va mi barco buscando a la que yo ame.

 

 

No sabe ninguno de que amor se trata,

se va mi barco sufriendo por la merced de la mar;

y la angustia por ella casi que lo mata,

pero a él no le importa, morirse por amar.

 

 

El amor lo mantiene en su peor menguado,

no quiere que lo toquen los deseos de la miseria.

Camina este barco, y esta desesperado,

aunque es de noche, aunque no hay estrellas.

 

Se fue el barco único que tenía en mi puerto,

dejando en mi muelle sueños y esperanzas perdidas;

dejando un sentimiento que parece un herido-muerto,

que esta muerto ya, en medio de dos vidas.

 

 

No llora nunca mi barco, se ríe con esperanza,

aunque el sentimiento por su amante le duele.

Pero el amor de ella jamás  a el lo cansa,

por eso sigue vivo mi barco y no se muere.

 

 

Sabiendo que los sentidos  y  la mente lo lograban,

al juntarse con la tormenta todo se hacía más brutal.

Pero sus sentimientos con las olas cantaban,

diciendo que aun morirse, no era el final.

 

Así  con sus fuerzas débiles resiste mi barco,

con las canciones de las águilas que le zozobraban.

Pensando que el amor de ella no se había agotado,

ni la tormenta, ni la muerte, a el lo asustaban.

 

Mi memoria atada con el amor que lo espera,

con desesperación a mi único barco.

El amor no sabe que mi barco le llega,

Mientras  el mar y  la angustia juntas se han atado.

 

Los sentimientos de mi barco se van en azarosa,

y en un punto de luz se juntan con los míos.

Todo parece que escurre en una misma cosa,

como escurren en el mar al juntarse los ríos.

 

Descendió  un relámpago en el mar inestable,

cayendo en mi barco sin piedad ninguna;

oscureciendo el cielo en un solo instante,

tratando de matarle a su única fortuna.

 

Proseguía la angustia entre la vida y muerte,

dejando una huída como un dolor sin cura;

Y mi barco pequeño sentía la mala suerte,

arrebatando sus piezas con la tormenta dura.

 

Llego a estrellarse mi único barco,

para salvar el amor tenía que morir;

y por esta única  razón resistía tanto,

hasta que se quedo en el mar como un mártir.

 

 

 

Se llenaba de agua el fondo de mi navío,

y el amor se hundía en aquel mismo instante;

pero yo no aceptaba que muriera el amor mío,

tenía que salvar a mi mejor amante.

 

 

Al mar se le fue la furia dejando solo un marco,

se destruyó mi barco pero quedo un remo;

Y  el pequeño remo se convirtió en el  barco,

salvando el amor mío que fue lo mas extremo.

 

Sube el valor del amor cuando hay sacrificio,

no lo acaban los principios ni la tormenta furiosa;

igual que si encontrara mi amor desaparecido,

así se emocionaba mi mente nerviosa.

 

Mi corazón se esforzaba y mi pecho apretaba,

nadando mi único remo en este inmenso mar,

que yo buscara a mi amor, al mar no le  importaba,

pero mi corazón moría por amar.

 

 

El sol amanecía con su mejor aspecto,

dejando en el olvido una noche de infierno;

y el mar parecía un infinito desierto,

que acababa la sed de un amor eterno.

 

 

Llego a la orilla el remo de mi vida,

abriendo los ojos para ver la que buscaba.

Había pasado tiempo, y no la conocía.

Pero al fin se dio cuenta  de quién se trataba.

 

 

En una fiesta grande en una playa antigua,

rodeada de piedras y de agua cristalina.

Con un desconocido estaba mi amiga,

besándose con él y mostrando fatiga.

 

Hay cosas en la vida que no tienen sentido;

Y un corazón enamorando seguro que duele,

y el dolor puede ser, hasta indefinido,

pero la esperanza en el amor nunca  muere.

 

 

Cuando  se le acercó a mi ojo solitario,

ella se congeló sin tener palabras.

Como aquel pez que sale del acuario,

y que puede morir si no vuelve a sus aguas.

 

 

Se me quedo viendo sin creer  lo que veía,

pero cuando lo creyó corrió como la fortuna.

Se acordó que una vez hace tiempo fue mía,

y que fue la  musa de mi mente y de mi pluma.

 

Así nos besamos sin ni darnos ni cuenta,

que miles de ojos nos estaban observando.

Pues un amor perdido cuando se encuentra,

no tiene medida ni tiene tamaño.

 

La lleve en mi remo y  juntos  los dos

nos metimos de vuelta, de regreso al mar.

El amor verdadero no conoce el adiós,

y tampoco le importa morirse por amar.

 

Por un remo insignificante mi amor se deshizo,

transcurriendo el tiempo brutal y rencoroso.

Así  junto al amor creció  el sacrificio,

que igual que el amor puede ser costoso.

 

 

Los rayos de sol, iluminaban mi puerto tierno.   

Y le daban al mundo el más precioso color.

Súbito en un remo construido por el sentimiento,

regresamos a mi puerto, yo y mi amor. 

 

 

 

LEOM KOLMNELA