ildo

flor llorosa, solitaria

Tu voz resquebraja mi valentía
hermosa flor solitaria,
la savia de tus ojos tristes, tus lágrimas
derriten mis dedos que no te tocan.

Me quema y es pluma atribulada
blanca, indefensa ante el diluvio
me quema ácida, imponente y cercana
y tus raíces no logran despegarse de ahí.

Y estás, flor delicada
llorando, como si no fueras tan hermosa
como si no arrancaras con tus pétalos mi piel
porque me quemas
como poste de metal helado al final de la noche
donde mis manos se aferraron por no caer.

Ya no sé si mis ojos me engañan
-a veces te siento y te veo a mi costado-
pero me esfuerzo y mis manos no te alcanzan
y soy como ese cobarde pedazo de papel
que vuela por no ser arrugado.