PINONA

Aprendí

Que un poema es sin duda mucho más,

De lo que pueda simular;

Que el mundo se expande sin fronteras,

Sólo hasta dónde se desee llegar;

Que la inteligencia es don divino,

Para con humildad utilizar;

Y que hay sueños hermosos,

Que nunca se deben olvidar.

 

Aprendí, que un artista es un extraño,

Escondido tras persiana de un cristal;

Que la pesadumbre es propia,

Elegida no por azar;

Que la añoranza es tristeza,

Energía transformada en fuerza vital;

Y que los sentimientos tienen alas propias,

Que deben echarse a volar.

 

Aprendí, que algunas palabras son para saborear,

Y otras, para herir y llorar;

Que escribir es liberar,

Esencia que prisionera está;

Que la entrega debe ser completa,

Sin importar lo demás;

Y que el corazón acoge razones,

Difíciles de allanar.

 

Aprendí, que la ensoñación es

Sólo bella fantasía con un final;

Que la duda siempre hiere,

Y la seguridad mantiene;

Que la sutileza es arma perversa,

Pero también la obviedad;

Y que sentir aflicción,

Es mejor que conformar.

 

Aprendí, que los sueños son alcanzables,

Como estrella en árbol de Navidad;

Que la melancolía es fuente,

En que el lenguaje sacia necesidad;

Que el tiempo y la vida son conceptos,

Que debemos gozar;

Y que los regalos son tesoros,

Si se saben valorar.

 

Aprendí, que un hola de hoy,

Es solo un ¡aquí estoy! y un mañana de adiós;

Que el calor de una mirada,

No se puede intercambiar;

Que el tacto de una piel,

Es oro y plata frente a la inmensidad;

Y que las lágrimas son salvación,

Mientras certeras son.

 

Aprendí, que la felicidad es un tobogán,

Por el que subir y bajar;

Que explayarse es soñar,

Y en sueños se puede encontrar voluntad;

Que el deseo es un bombón,

Que en ocasiones se debe probar.

Y que la risa debe ser,

Aliento para caminar.

 

Aprendí, que el amor y la amistad,

Son pasajeros de viaje a perpetuidad;

Que la pasión es fuego,

Llama prendida y comprometida;

Que el amor es muy caprichoso,

Aún cuando sea dichoso;

Y que es preferible amor callado,

Que orgullo proclamado.

 

Aprendí, que los retos son metas,

Que se pueden alcanzar;

Que jugar con las cometas,

También es un sueño real;

Que una estrella titila más,

Sólo si con esperanza se sabe mirar;

Y que un sólo rayo de sol,

Es suficiente para calentar. 

 

MARTA DORESTE