ivan semilla

Las miradas

El le pedía que fuera discreta y no lo mirara.

Que se mantuviera solemne, sumisa y siempre a distancia.

Que sus ojos pardos, rasgados , profundos;

aún, lastimaban.

Y que su postura rebelde y rotunda

le dañaba el alma.

Que sus hijos niños y su esposa buena lo necesitaban.

Que "eso" había pasado, que estaba olvidado,

que errar es humano.

Que al equivocarse y haber evaluado 

lo que puso en juego

decidio quedarse con esa cordura del amor completo;

a toda esa trama,

de tanta locura...

y de tanto fuego.

Ella tremebunda

rasguño sus ojos con una mirada final:

Borró su lascivia,

abrazo su armiño,

trago su saliva

y al ver a esos niños

felices, bonitos.

perdonó su vida.