Barb

Las Hadas

Llegaron las hadas con la ilusión primera,

y extendí hacia ellas mis manos perfumadas,

con flor de primavera.

Con el alma diafana de casta juvetud,

y las pupilas claras de dulce beatitud.

 

Me envolví en la quimera del ensueño

y vole con ellas al mundo del amor;

se formo el primer beso, la lágrima primera,

percibí la dicha, conocí el dolor.

 

Y volví a la vida, nublada la mirada,

el alma temblorosa, inquieto el corazón;

y en las manos, marchita y congelada,

la flor de la ilusión.