Job Rodriguez

Serenata oscura -

Violines para una tumba

 

Mi mundo cambiaba sin control

Mi mente se perdía en la neblina feroz

Escuchaba llamados desde lo lejos de una puerta

Mis sentidos víctimas de cansancio

Cedían ante la presión de un cuerpo que había perdido su razón

Mi alma desconcertada entre árida arena blanca caminaba

Buscaba un corazón que había dejado de palpitar…

 

Voces, voces, voces, voces…

Solo voces escuchaba

De mis cuatro paredes, murmullos rebosaban

Todo era oscuro y eso me aterraba

 

Recuerdo el haber estado caminando

Deseando ser liberado, como un pájaro enjaulado

Recuerdo la luz caer sobre mi rostro, tan cálido…

Luego una oración me ungía mi cuerpo desnudo

Un sonido extraño se hizo presente, como si anunciara el final de algo…

Se prolongo y el caer de una lagrima lo opaco

 

Podía escuchar…

Escuchaba lágrimas caer

Eran pesadas y cansadas

Como si fuesen obligadas a morir…

 

Mi cuerpo pesaba

Mi mente más turbada se encontraba

La arena blanca de mis sueños, ante la luz, se volvían llamas

La neblina comenzó a formarse más espesa

Y en el eco de ese infierno, el sonido del cerrar de una reja se oyó

 

Reinaba la oscuridad

Mi pecho agitado buscaba desesperadamente mantenerme con vida

Y mis manos buscaban una salida de una pesadilla que se tornaba realidad

Cuatro paredes me aplastaban en un abismo, donde mi alma seria reclamada

Mientras ellos sus instrumentos tocaban

Con una sonrisa abismal en sus rostros

La melodía crece enmudeciendo el acto atroz

El sol desaparecía, La noche reinaba

Y entre sus sombras, los diablos danzaban

Sobre la tumba de algún hombre que aun respiraba…