manoloco

DIME

Dime,
¿quién eres tú que así alteras
el pulso de mi sangre
Que lo conviertes en un río de estrellas
¿Quién eres? ¿Cómo has llegado?

Yo no te esperaba,
Yo no te he llamado,
Yo no te he abierto nunca mi puerta.
¿Por qué de pronto me miras
como si me conocieras?

Más tu obstinación me entrega frutos
que no pueden crecer en mi tierra:
tus ojos dibujan olivos y olmos
pero en mi vientre brotan palmeras.

No perviertas con tu mirada profana
el orden sacro y perfecto
de mi imperfecta naturaleza.
Ay! Tarde. Tarde. Tarde.
Vete, has llegado muy tarde.

Donde tú vas no quiero seguirte,
donde yo estoy no puedes quedarte.
¿Qué pretendes mordiendo mis silencios
y mi heroica cobardía ociosa?

No perturbes la paz de mis noches,
déjame en mi quietud espaciosa
pródiga en melancolías sin nombre
y fértil en cosechas dudosas.

No esperes nada de mí
ni busques en mi destierro:
no hay nada que pueda darte,
porque nada es lo que tengo.

Dime,
¿por qué te persigues
ese torpe y fiero empeño
en equivocar tu destino
y enredarte ciegamente en mi cabello?

 

                                                                      Amado.