ÓRBITA DE CENIZA
Entraste como una plaga, como idea fija;
creí que te irías, pero echaste raíces en el metal de mi carcasa.
Ya no hay dique ni muro que sostenga el peso,
porque al mirarte, mi estructura se disuelve.
Nada se compara a quererte en este silencio.
Es la forma más pura de la desaparición:
estar presente, pero ser invisible a la distancia de tu piel.
Las pupilas son gravedad, y yo un planeta ciego
orbitando una luz que me desgastará hasta las cenizas.
Me convertí en arquitecto de mundos de humo,
un paraíso fantasma donde solo yo te habito.
Me hiciste tocar un cielo falso,
sentirlo todo...
aun cuando tu núcleo se mantiene frío,
indiferente al incendio que provocas.
Autor: Álvaro S.