Recuerdo cosas...
como si todavía las viviera,
de gestos y bailes, verbenas y miradas...
Mi joven primavera...
donde la vida nunca me pesaba,
y me bañé en los arroyos calientes de la vida...
Fui como una llama...
de la rosa, su contenido y sustancia,
y puro de amor me atraía cada milagro que enamoraba...
Escribí tanta poesía...
a una mujer de pureza inmaculada,
que nunca pude ocultar el influjo que sobre mí ejercía...
Ayer se llamaba María...
y hoy, que es mañana y es otro día,
sigue siendo María, mi estrella que aún me perdura...