Ecos de un plato navideño
Al compartir en el hogar,
se siente el dulce milagro
de vernos al despertar
y fundirnos en un abrazo.
Más allá del plato navideño,
son los anhelos y el sentir,
los que dan vida al momento
que pronto se habrá de ir.
Cada mirada de frente,
con el recuerdo presente,
evoca lo que está ausente
y nos hiere suavemente.
Es que estos breves reencuentros,
ecos de viejos cuentos,
alivian con su encanto
a una familia cenando.
Nada mejor que este canto,
que a veces se vuelve llanto:
la espina que hoy elevamos
en el jardín donde ya no estamos.