A ti te daría lo mismo
y a mí exactamente igual.
Si somos tal para cual
haciéndonos caso omiso,
para qué mostrar cinismo
rubricando un compromiso
con música celestial
y una letra sin más viso
que un anunciado final.
Con este nulo interés
y esta menor importancia,
mejor no dejar constancia
al sacerdote ni al juez.
Carece de relevancia
pasar por el paripé
de amarnos en la distancia.
Resolvamos la cuestión
de forma más razonable
despejando en la ecuación
la incógnita, o variable,
jugando sobre un colchón
una partida de Scrabble,
resultando vencedor
quien obtuviera más puntos
con las letras del amor;
y si lo hiciéramos juntos,
un empate, aún mejor.
La ficha de una vocal
la puntuaremos, si quieres,
con el valor catastral
del suelo de los placeres,
del deseo no conyugal
y el sudor de nuestras pieles,
dejando a las consonantes
ponderadas por exceso
en boca de los amantes
repartidas beso a beso.