Me gustaría visitarte
antes que suenen las
doce campanadas.
Visitarte para soñar
inviernos, para atraer
los fiordos y alcanzar
sus orillas.
Llevaré mi cuaderno para
escribir contigo tus hábitos
excéntricos de poeta.
Visitarte y describir sin pausa
las doce campanadas.
L.G.