Durante años construimos un refugio que se sentía como hogar, un lugar seguro dónde reposar.
Pero a lo largo de éste tiempo me guardé muchas cosas para decirte, que ahora me parece demasiado tarde para hablar de ellas.
Me guardé muchas molestias, enojos y reclamos, que me parece absurdo sacarlos en cara ahora.
Preferí atesorar las risas, los buenos momentos cuando disfrutábamos los días comiendo.
Preferí atesorar las salidas y las tardes en casa donde compartíamos cada secreto.
Pero me guardé muchas cosas.
Decidí dejar pasar tantas cosas, que hoy regresan a mí como una tormenta y sacude todo aquí, lo hace temblar.
Me seguí guardando cosas que crearon grietas en lo que habíamos cimentado.
Elegí por ambas partes, no hablé en el momento y ahora he fracturado algo que parecía tan resistente al tiempo.
Así que no me parece injusto, venir y reclamarte por todo aquello que yo me guardé, creando este hueco.
Nuestros recuerdos compartidos ya no me contienen y ya no me sostienen en esto que construimos.