Y ahí estaba yo, sentada, pensando en cómo sobrevivir, sentada mientras observo un charco de sangre, mientras pienso si esto es un sueño o la realidad, mientras pienso en cómo terminar un camino sin fin.
Pienso en como silenciar mi mente, en cómo hacer para parar dejar sentirme así, pero, ¿qué puedo hacer?, mi cuerpo sangra, mi mente se nubla, mi corazón se inunda y mi vida parece llegar a su fin, más no a un camino con un final feliz.
Me rio, pienso que este camino sin fin terminara, que ya no me sentiré así, que todo mejorará, que la sangre parara, que los pensamientos nublados se aclararan, que mi corazón se salvara, ¿pero? Como puedo dejar de sentirme así.
¿Acaso fue un error nacer, acaso todo lo que mi mente piensa se hará realidad, ¿acaso no estoy en el camino correcto?
Otra vez me encuentro en este camino sin fin.
Me siento desbastada, me siento cansada, ¿pero? ¿Cansada de qué? Me preguntan, si tú única obligación es seguir el camino que todos siguen, un camino con fin.
Pero ¿cómo hacerlo? si yo no conozco el fin, no conozco el fin de mis pensamientos, no conozco el fin de mi sangrado, no conozco el fin del camino, no conozco el fin, no lo hago.
Pero sigo, me paro intento mantenerme de pie mientras camino al espejo, mientras veo Mis brazos, manos y piernas vuelven a sangrar, pero lo hago, me paro me veo al espejo y pienso si algún día esto llegara a su fin, si algún día cumpliré las expectativas de una sociedad, si algún día cumpliré las expectativas de la mujer que me dio la vida.
Pero no, vuelvo a caer, pero esta vez no solo al piso, si no que ahora sí lo hago de verdad.
Recaigo y lo vuelvo hacer, pero ahora tengo un frasco de pastillas en mi mano.
Y mientras poco a poco mi mira se apaga, mi cuerpo cae sobre el piso, mi mente ya no piensa, mis brazos ya no sangran, mi corazón descansa, llego el fin, por fin, por fin lo hice, por fin llegué a un camino que tiene fin.