Recuérdame, amor mío,
soy aquel que encontraste en tu camino
entre el rumor del río
y el colorido enjambre del lupino,
soy ese irreverente
que te sustrajo un beso de repente.
Recuérdame, amor mío,
soy aquel que abordó tu breve llanto,
tu leve piel de estío
y renació bajo tu mismo manto,
sumiso a tu ternura
y tú, pecadora y por siempre pura.
Recuérdame, amor mío,
soy aquel de expeditas manos, suaves
y así, plenas de brío
veteranas y sabedoras naves
que surcaron los mares
de tu desnudo oliente de azahares.
Ya sé, no me recuerdas.
Tendré que sujetarte de mi historia
en sus páginas cuerdas
que animosas sostienen mi memoria.
Seré un día valiente,
y ya verás, te lo diré de frente.
Derechos reservados por Ruben Maldonado.