Que tu palabra siempre sea justa,
del universo de tú sentimiento,
cuando no ahogues tu pensamiento
en el reclamo que me disgusta.
Que tu mirada no sea adusta,
como un cielo gris y lluvioso,
que refleje un color hermoso
y la respuesta como te gusta.
Que tú risa no sea empañada,
como opacidad en un espejo,
y tus palabras sean el reflejo
de un alma pura y sagrada.
Que tu voz imponente y sonora,
como el eco del fuerte viento,
se convierta en el instrumento
para escuchar tú perdón ahora.