Empieza
como un viento
que se cuela
por una redija,
para luego
entrar
a tu habitación
y a tus
vías
respiratorias.
Y, sin embargo,
siendo algo tan bello,
puede
provocar
un caos,
un desorden
interno.
No sabes
si entregarte
o no,
si confiar
o no;
todo se vuelve
tan confuso
y nada es igual
que antes
para ti.
Ese caos,
esa felicidad
e incertidumbre...
todo eso
es lo que deja el amor;
así nace y florece.
Y si no es
correspondido,
mejor ni te cuento.