Me asomé a la ventana
y vi a lo lejos tu silueta,
undívaga como la brisa...
volátil y etérea como una flor
mecida por el viento inquieto
Quise llamarte por tu nombre
pero me olvidé de las silabas,
se borró tu recuerdo de mi vera
y por mas que quise me fue imposible,
ya no eras la mujer de mis sueños
Confundido, cerré la ventana de golpe,
observando al través del níveo cristal,
tu silueta añorada en la senda perdida
Entonces, empezó a caer una fina garúa
que te borró para siempre de mi vida.