Intravenosa
William Contraponto
En la búsqueda de alivio inyectan la prisa
en una vena que marca el orden del día;
el dolor no se va: solo se confiesa
presente en el cuerpo que obedece y vigila.
El miedo se trata antes de doler,
recibe dosis antes de tener nombre;
regresa más tarde en la misma vida,
el alivio rápido enseña a tener hambre.
El placer breve no echa raíz,
arde ligero, exige repetición;
el cuerpo acepta lo que lo satisface,
la mente regresa a la misma solución.
Vivir sin pausa se vuelve conducción
de la angustia en flujo administrado;
quien evita el peso de la decisión
permanece útil, bien calibrado.
Intravenosa es seguir funcionando
sin demora, sin elaboración;
cuanto menos se siente lo real,
más lejos queda la conciencia de la acción.