El bizcocho borracho baila de lado a lado
intentado cobijo en el hepatocito,
la pidiroxina con su fósforo exquisito
prende fuego al alcohol y huele a chamuscado.
El pez y la trompeta de mazapán dorado
tocan con el turrón un zéjel muy bonito
mientras los lisosoma se hartan de cochifrito,
de besugo, de cava y de huevo confitado.
Por si aún fuera poco, con sus doce carbonos
se arrima a mal meter raudo el Ibuprofeno
al citoplasma puesto hasta las cejas marisco,
Entonces las vacuolas reciclan el veneno
las coenzimas baila la conga de Jalisco
acaban persiguiendo vampiros con kimono.
Y no se sabe cómo,
las dos transaminasas se pasan de vareta,
y suben con sus risas al limbo del poeta.