Ella escribe lo que
le dicta su conciencia;
-la añoranza,
-sombras del pasado,
-el mea culpa,
y lo que es el presente.
Entre línea y línea
va dejando las huellas
de esas vivencias.
Las relee, suspira,
aparta las lágrimas,
sonríe y reflexiona.
Al revelar en el diario
sus secretos más íntimos,
libera el dolor, las penas.
Y saborea los recuerdos
de los bellos momentos,
que en su alma acobija.