La escoba sacudida es un cabello rubio
en el espacio sideral de polvo trasmutado.
La escoba es un músculo cansino
en un témpano tropical.
Con la escoba se permuta un análisis
polvoriento y electromecánico, donde
brota una cresta dorada, inmortal.
Un esternón de espigas en la frente
de lluvia irracional.
Con una caricia de escoba se ve
la noche estelar.
La escoba siente el tormento de
los brazos. Cuando ella barre, sus
cabellos de trigo se confunden con la
oscuridad.
La vida se limpia en su certeza,
se pule cada eje de su arte agitado.
Manos ciegas y de relámpagos escobados,
bajo la bóveda de una madera obligada,
todo bulle en el suelo del sacrificio.
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© 2025 Ivette Urroz.
Ivette Mendoza Fajardo
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