Con el fulgor
de un querubín;
se observa la bondad
con ese resplandor
de ternura sin fin.
Con luz sin par
de intenso azul;;
se mira la piedad
que siempre ha de abrigar
con suave y bello tul.
Con el fervor
del noble ser;
ostentan la equidad
que guarda del amor
un bello amanecer.
Autor: Aníbal Rodríguez.