Cautivada por un ángel...
No le importó arrastrarme con él al infierno de sus deseos.
y al fuego de su amor cada vez que incendiaba mis labios con sus besos.
Ardíamos de pasión cada vez que nos teníamos.
Estar en sus brazos me provocaba a sentir un volcán en erupción,
su cuerpo me ataba a sus deseos y yo a los míos.
Como Ángel me llevaba al cielo, porque era un amor bendito.
Era como el amor de Dios, porque era amor del cielo.
Tenía la firma de Dios porque él bautizó este amor.
Y era como agua bendita, esa lluvia fresca que caída del cielo.
Hincamos cada beso, y de rodillas, nos juramos amor eterno.
Nos ofrecimos en redención, el uno para el otro.
Bebí cada beso, que me daba la vida, con su aliento.
En sus ojos me vi reflejada, cómo en un espejo que tenía vida.
Mis labios disfrutaban sus besos de fuego.
Bebí todo de él, hasta su aliento, porque me daba vida.
Él era mi vida y mi mundo, mi ahora y mi después.
Era tan mío, que llegué dudar si era ¿Ángel o demonio?
Había momentos qué mi piel temblaba en sus brazos,.
Y mis labios deseaban los suyos cómo miel del panal,.
Me tocaba y mis senos, se erizaban, hasta sentir su boca en mis pechos
que se alzaban, cuando lo sentían cerca porque era toda de él.
Mis manos, lo conducían, a los deseos de la carne.
yo era su deseo y él era mi deseo y nos envolvíamos para sentirnos.
En ese segundo o minuto, hora, el tiempo no importaba.
Era un momento sólo para nosotros dos.
Eternizamos cada momento llenándolo de nosotros con tanto amor.
Buscamos un cielo para eternizar nuestro amor y lo hallamos en nosotros.
Y buscando mí cielo lo encontré a él, y me cautivo y me dejé amar...
Hasta que perdí mis alas, porque me llevo a pecar, y ya no pude volar.
él me envolvió con sus alas, me atrajo hacia él, para llevarme al cielo,
Al cielo de su amor que me había prometido, cuando era ángel.
Me quedé cautiva de su amor, pasión y amor erotizado.
llevándome a un cielo nuevo, para los dos, sentimos las pasiones,
En el Edén, al que fuimos arrojados por el amor de Dios.
Me quedé envuelta en sus alas, con él, no me importa caer,
Al fuego ardiente de tu amor, si vivo en el infierno con él.
Era un Ángel caído del cielo, enviado para llevarme con él.
Comulguemos con el amor de Dios, invitados por él a vivir este amor.
Recuerda que sigues siendo mi ángel
Alicia Pérez Hernández...México
No es la pluma la que escribe, es el alma
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¡MALDITA SEAS!
No importa dónde esté; la maldita necesidad me persigue.
Es la adicción a querer algo que jamás será mío.
Me has vuelto adicto al nerviosismo.
Cada vez que te veo, la vida se para y mi mente se inunda.
Mi corazón se comprime hasta el punto de la asfixia.
Desde ese día, mi existencia está saturada por ti.
Tu presencia me obliga a escribir un diccionario de palabras que no existen,
porque ninguna frase alcanza a expresar esto que siento.
Y aunque intente alejarme, regreso.
No eres mi cura: eres mi ponzoña.
Y me declaro adicto a tu dosis.
Autor: Álvaro s.