PUNTO Y COMA
Aprendí del silencio,
de ese oficio pulcro,
a sostener el cielo
sin quejarse del peso.
Hasta que un día
dejó de ser refugio
y se volvió un infierno,
un peso en el tiempo.
Ahora escribo para hacer
de mi pecho una casa
para quedarme
cuando todo tira a irse.
Para respirar aquí,
en este punto y coma
entre un caos y el siguiente,
en el contrato de mi existencia.
Escribo con el pulso firme,
sin esconderme
para ser punto final,
sin buscar el verso perfecto.
— LMML