Nacimos el mismo día
no por sangre ni por voz
fue el tiempo quien nos reunía
antes del nombre y del sol.
Dos vidas abrió la aurora
con un solo resplandor
y algo antiguo nos nombraba
sin promesa ni razón.
Antífona / Responso
Nacimos el mismo día
al abrirse la luz.
Nacimos el mismo día
Señor del tiempo.
Tú mediste el tiempo
y nos diste un comienzo.
No por azar
sino por medida.
Breve
Dos vidas fueron llamadas
en una sola mañana.
Coalescencia !!!
Cada cual siguió su paso.
El día supo esperar.
No unió voces ni caminos:
evitó la soledad.
Crecimos por sendas distintas
cada herida con su ley
pero el pulso de la fecha
nos volvió a poner de pie.
No es espejo ni refugio
no es deber ni posesión:
es saber que el otro existe
cuando tiembla el corazón.
Antífona / Responso
El día que nos vio nacer
no se perdió en los caminos.
Caminamos sendas distintas
bajo una misma fecha.
Aunque distintos los pasos
guardaste el mismo pulso.
Tú guardaste el origen
para que no estuviéramos solos.
Breve
No uniste los nombres
sostuviste la cercanía.
Cuando el número se borra
y la fecha deja de estar
queda un día compartido
como forma de durar.
No nos ata la memoria
ni la cifra del ayer
nos sostiene la lealtad
de sabernos sin porqué.
Cuando el mundo nos disperse
y el calendario se rompa
quedará ese mismo día
como pacto que no se nombra.
Antífona / Responso
Cuando la fecha se apaga
y el número descansa,
permanece el día compartido
como vigilia del alma.
Conclusión
En paz nos acostamos
porque el origen vela.
Gloria al Tiempo que convoca
al Día que no se pierde
y al Silencio que permanece.
Como fue al principio
es ahora
y será
forma de durar.
Connescencia en versión por horas canónicas, mínima, sobria y litúrgica, donde el nacer el mismo día se entiende como don de origen compartido entre laudes, vísperas, monástica y el signo del nacer el mismo día como don de origen compartido.
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