Ysabel Gonzalez

Un beso en el Jardín

 

Hoy ha llegado de visita al jardín lleno de flores, un pequeño y dulce colibrí con su plumaje brillante, vestido de mil colores. Sus alitas agitaba con rapidez, y con su piquito de fina aguja, cual pincelito empezó a dibujar la ruta directa que lo llevaría hasta la flor donde  se quería posar.

 

Él, tan apuesto y galante, se detiene unos instantes ante esa bella y fragante flor, regalándole su rápido aleteo lleno de simpatía y esplendor.

 

Se acerca y le dice:

¡Hola, violeta!

 ¿Me permites tu néctar probar?

 

Y sin decir nada más , él le dio un besito en sus finos pétalos. Sus pistilos vibraron de emoción, ella feliz quedó por su dulzura y bondad, guardando ese beso como un tesoro.

 

Antes de alzar el vuelo, aquel colibrí se despidió con un audaz giro en el aire, que a la bella flor fascinó. Y mientras se alejaba danzando, el aire quedó  impregnado de un sutil perfume , y la flor, aun temblando de encanto, soñó con aquel beso infantil.