Cristina Rubio

El pincel

Me gusta cuando

sostienes

mi cuerpo esbelto

entre tus dedos

y mojas mi pelo,

liso y enhiesto,

en la tinta negra.

 

Me gusta cómo

me haces

bailar 

sobre la hoja en blanco.

 

Me gusta contemplar

los delicados trazos

que vamos creando.

Son tan expresivos,

a veces

temblorosos,

pero siempre

tan perfectos.

 

Me gusta ver

tu sonrisa

mientras trabajas. 

Tu felicidad

me colma el corazón

de una inmensa

alegría.

 

Me gusta cuando

me lavas

con agua y jabón

para retirar la tinta

de mi cabello.

 

Me gusta cuando

me secas

para después

guardarme

en el estuche

de tela.

 

Me gusta estar ahí,

en la oscuridad absoluta,

donde empiezo

a imaginar

las próximas

formas imposibles

que tú,

al día siguiente,

convertirás

en

realidad.