Su belleza incomparable cada mañana,
con la primera llamarada del sol…
ella ya no está.
Un “para siempre” efímero,
como la amarga tristeza del olvido,
ya no está conmigo.
La fragancia que siempre recordaré,
cientos de lágrimas derramaré,
solo los recuerdos quedarán
cuando ella esté en los brazos de alguien más.